Eficiencia energética en la cadena de frío

La actividad de la distribución ha aumentado de manera significativa estos últimos años. Ya desde antes de la pandemia se podía observar que jugaba un importante papel dentro de la actividad comercial de muchos canales.

Entre todo ellos, la distribución en la cadena de frío ha vivido un importante cambio. En la actualidad, desde restaurantes y hoteles hasta supermercados hacen uso de estos servicios.

Este hecho ha supuesto un claro impacto en el incremento de costes energéticos. Según datos de la Asociación de Empresas de Frío y sus Tecnologías – AEFYT – los costes operativos de las plantas frigoríficas están aumentando hasta en un 220%.

Lo que esta información implica es una subida de costes, tanto de cara al consumidor final como a los actores que participan en esta cadena. Todo ello dirige la atención de los afectados a una única cuestión: la necesidad de cambiar el escenario donde se realiza esta actividad, adaptándolo a la nueva realidad que le rodea.

Contexto actual de la cadena de frío

La actividad relacionada con la cadena de frío tiene la necesidad de cubrir unas exigencias mucho mayores respecto a sus flotas. Esto se debe a los requerimientos de los productos que, día tras día, pasan por estos vehículos. Si nos centramos en el sector de la alimentación, uno de los que más movimiento generan en este contexto, podemos ver como su transporte aborda una gran cantidad de pasos.

Desde el almacenamiento seguro de los productos hasta su distribución, los productos requieren de unas condiciones que sólo pueden ser aseguradas con la aplicación de distintas herramientas y sistemas enfocados en las necesidades de la cadena de frío.

Por ello, en la actualidad el nivel de actividad ha aumentado, así como las necesidades y exigencias de los clientes. Las infraestructuras, flotas y operadores no se han terminado de preparar para abordar esta alta demanda, lo que supone un mayor reto.

Impactado por toda esta actividad vemos el coste energético que, de forma inevitable, está viviendo un alto crecimiento. Este hecho influye inevitablemente de manera negativa en todos los consumidores y empresas dedicadas al transporte en frío.

Es en este escenario donde entra en juego el cambio, necesario para poder avanzar y hacer frente a la nueva realidad del transporte de alimentos y otros productos que exigen unas condiciones para asegurar su buen estado.

Eficiencia energética: cómo lograrla

Los altos costes que está generando esta situación llaman a una modernización de las infraestructuras y flotas, para mejorar su gestión y lograr reducir ese incremento en los costes energéticos. A continuación, se plantearán una serie de propuestas para lograr una mejora en la eficiencia energética de la cadena de frío:

Optimización

Resulta esencial, como en todos los ámbitos, tratar de obtener el máximo beneficio de todos los equipos enfocados en esta actividad. Para lograrlo se puede hacer uso de las nuevas tecnologías para conocer factores como la ubicación más adecuada, que no tenga gran exposición al sol o a alguna fuente de calor, etc. De esta manera se puede conseguir mejorar las condiciones que rodean a las flotas y almacenes que luchan por mantener la temperatura ideal para sus mercancías.

Evitar pérdidas de temperatura

Al hilo con le punto anterior, gran parte de los esfuerzos deben ir enfocados a esta pérdida de temperatura, que se puede vivir en todos los momentos en los que operarios y cargas viven un desplazamiento. Para evitar estas pérdidas de frío se pueden mejorar las rutas de distribución o la calidad de los materiales. Sumado a ello, contar con transportistas especializados en esta tarea genera un claro valor añadido, al conocer de mejor manera las necesidades de las mercancías.

Mantenimiento y monitoreo

Por último, ha que poner un foco de atención en lo relativo a el mantenimiento de las infraestructuras y flotas que se dedican a esta actividad. Poder asegurarla es clave y, en muchas ocasiones, las pérdidas de temperatura pueden deberse a pequeños fallos en esta cuestión. Por ello, contar con un equipo con experiencia, que conozca los puntos débiles de las flotas puede resultar muy beneficioso.

Sumado a ello, la posibilidad de monitorear la temperatura puede resultar una ventaja añadida. En la actualidad contamos con un sinfín de tecnologías que pueden ser aplicables para mejorar factores como éste, permitiendo ayudar a garantizar las condiciones de los productos.

Estas son sólo algunas de las formas en las que el sector de la distribución a temperatura controlada puede abordar estos altos costes energéticos que está afrontando.

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